lunes, 3 de octubre de 2016

Red Hot Chili Peppers en el Palau Sant Jordi, Barcelona 01-10-16

El pasado sábado 1 de octubre salimos de nuestra querida Valencia para poder asistir al primero de los dos conciertos que Red Hot Chili Peppers ofrecerían en Barcelona. Los californianos venían a presentarnos The Getaway, disco que vio la luz el pasado 17 de junio.
Si bien, a nivel de estudio no se encuentran en su mejor momento (esto puede ser debido a la salida de John Frusciante en 2009) todavía son capaces de ofrecer grandes directos como nos demostraron en el Palau Sant Jordi. 

Antes de entrar a lo que es la miga del concierto, comentaremos brevemente la actuación de los teloneros que acompañaban a los Chilis esa noche. BADBADNOTGOOD fueron los encargados de amenizar la espera antes de la principal actuación. Sabemos que no es fácil ser la antesala de un grupo tan esperado e icónico como los Red Hot, sin embargo el estilo del grupo quizás no era el más adecuado para esta tarea. La banda se trata de una agrupación instrumental formada por bajo, batería, teclados y saxofón, tocaron durante lo que fue, aproximadamente, media hora. Su música con ligeros toques de jazz suave se podría considerar como la calma antes de la tormenta. 


Llama la atención que el escenario no está especialmente alto y que la puesta en escena es bastante "austera" para un grupo de estas características. Lo único que llama la atención son las pantallas detrás de la banda, que son móviles y el juego de luces móviles también que estaba por encima de los asistentes de las primeras filas. Hasta la propia banda sabe que el verdadero espectáculo está en el escenario y que no hay necesidad de mirar a ningún otro sitio. 
A las 21:30 aparecía Chad Smith, el batería de la banda, seguido de Josh Klinghoffer a la guitarra y el más que mítico Flea al bajo y empezaron lo que sería poco más de hora y media de concierto con una jam session, algo bastante característico de sus directos desde hace mucho tiempo. A mitad de la misma hizo aparición Anthony Kiedis dando botes y listo para la acción. 
Esta jam la empalmaron magistralmente con Can't Stop una de las canciones más míticas de la banda, incluida en su disco By The Way (2002), y el público enloquece. Todos coreamos el estribillo de la misma y a pesar de que el cantante se inventa la mitad de la letra. Esta versión en directo suena a gloria. 
Posteriormente, empiezan a sonar los primeros acordes de Dani California, otro de los míticos himnos de la banda, este inicio de concierto no puede ser mejor. El público lo da todo en los temas viejos, que suponen la gran mayoría del repertorio, a pesar de que por nuestra parte se echaron de menos algunos temazos como Otherside o Under The Bridge
Sin embargo, tuvimos la oportunidad de escuchar muchos otros como Californication, Scar Tissue o Suck My Kiss. El repaso hecho por la banda al disco que venía presentando fue correcto (quizás hasta sobraba una) y la proporción de hitazos frente a canciones nuevas estuvo muy razonable. 


Como anécdota quedan las conversaciones absurdas de Kiedis y Flea entre canciones, Chad Smith repartiendo baquetas a diestro y siniestro (no por el sector en el que estaba, lamentablemente) y Flea cruzando el escenario haciendo el pino al volver del bis (CON 54 AÑOS y yo que si corro 10' me muero).   
Los californianos de Kiedis (al que le duró la camiseta puesta 3 canciones) nos demostraron que, a pesar de que digan los críticos, tienen mucho que ofrecer en directo. Se despidieron antes del bis con By The Way que sonaba como siempre y como nunca, un poco como ellos. 
El concierto lo cerraron con una de sus canciones más célebres, Give It Away. Al ritmo del primer What I got I gotta give to your mamma sabíamos que los Chilis se despedían de su primera noche en el Palau Sant Jordi sacando músculo y diciendo "Aquí estamos y así es como nos lo montamos". 
Y yo, qué queréis que os diga, personalmente me pasé 4 meses con la entrada en casa contando los días para el concierto y todavía estoy asimilando el espectáculo que estos señores dieron. Recomiendo que, aunque no se sea fan a muerte, este grupo es mítico y sus directos todavía hacen justicia a sus temas antiguos (aunque hayan cambiado al guitarra), y todos deberíamos aprovechar antes de que sea demasiado tarde para verlos. Para mí, son un must, al menos una vez en la vida. 


Fotos: Claudia González, La Cultura mató al gato. 

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